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A propósito del 19 de mayo, aniversario 121 de la caída en combate de José Martí (1853-1895)

Para hablar de José Martí habría que hacerlo con el Turquino por tribuna, iluminado por la estrella que ilumina y mata, la libertad y la dignidad plenas del hombre.
Nació con alma de beso y corazón de diamante. Sintió desde muy joven el peso del colonialismo y vio con horror al esclavizado colgado de un ceibo al monte y juró lavar con su vida el crimen.