Vista aérea de Kolmaskop
Macondo pudo existir en Namibia. El viento sopla y a lo lejos resuena el crujido de la madera. El desierto no se rebaja y entierra todo lo que encuentra a su paso. Piscinas desaparecidas entre la arena, jeeps vencidos por el óxido, ruletas rusas que ya no giran, casas coloniales destartaladas, habitaciones inundadas por el polvo.





