Nicolás Guillén
Estracto del auto prólogo de Songoro consongo (1931)
No ignoro, desde luego, que estos versos les repugnan a muchas personas, porque ellos tratan asuntos de los negros del pueblo. No me importa. O mejor dicho: me alegra. Eso quiere decir que espíritus tan puntiagudos no están incluidos en mi temario lírico. Son gentes buenas, además. Han arribado penosamente a la aristocracia desde la cocina, y tiemblan en cuanto ven un caldero.
Diré finalmente que estos son unos versos mulatos. Participan acaso de los mismos elementos que entran en la composición étnica de Cuba, donde todos somos un poco níspero. ¿Duele? No lo creo. En todo caso, precisa decirlo antes de que lo vayamos a olvidar. La inyección africana en esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en nuestra bien regada hidrografía social tantas corrientes capilares, que sería trabajo de miniaturista desenredar el jeroglífico.
Opino por tanto que una poesía criolla entre nosotros no lo será de un modo cabal con olvido del negro. El negro -a mi juicio- aporta esencias muy firmes a nuestro coctel. Y las dos razas que en la Isla salen a flor de agua, distantes en lo que se ve, se tienden un garfio submarino, como esos puentes hondos que unen en secreto dos continentes. Por lo pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá: «color cubano».
Estos poemas quieren adelantar ese día.
N.G
Canto negro
¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,
serembe cuserembá.
El negro canta y se ajuma.
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó.
aé;
yambó,
aé
Tamba, tamba, tamba, tamba.
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
Velorio de Papá Montero
Quemaste la madrugada
con fuego de tu guitarra:
zumo de caña en la jícara
de tu carne prieta y viva,
bajo luna muerta y blanca.
El son te salió redondo
y mulato, como un níspero.
Bebedor de trago largo,
garguero de hoja de lata.
en mar de ron barco suelto.
jinete de la cumbancha:
¿Qué vas a hacer con la noche,
si ya vio podrás tomártela,
ni qué vena te dará
la sangre que te hace falta,
si se te fue por el caño
negro de la puñalada?
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!
En el solar te esperaban,
pero te trajeron muerto;
fue bronca de jaladera,
pero te trajeron muerto;
dicen que él era tu ecobio,
pero te trajeron muerto;
el hierro no apareció,
pero te trajeron muerto.
Ya se acabó Baldomero:
¡zumba, canalla y rumbero!
Sólo dos velas están
quemando un poco de sombra;
para tu pequeña muerte
con esas dos velas sobra.
Y aun te alumbran, más que velas,
la camisa colorada
que iluminó tus canciones,
la prieta sal de tus sones
y tu melena planchada.
¡Ahora sí que te rompieron,
Papá Montero!
Hoy amaneció la luna
en el patio de mi casa;
de filo cayó en la tierra
y allí se quedó clavada.
Los muchachos la cogieron
para lavarle la cara,
y yo la traje esta noche
y te la puse de almohada.
Sóngoro, cosongo,
¡Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te vi pasar,
y no quise que me viera.
A él tú le hará como a mí,
que cuando no tuve plata
te corrite de bachata
sin acordarte de mí.
Sóngoro, cosongo,
songo be;
sóngoro, cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno,
sóngoro de tré.
Aé,
vengan a ver
aé, vamo pa ver
¡Vengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo
de mamey!
Guillén cantado por los grandes de la salsa:
Héctor Lavoe: Sogoro cosongo https://youtu.be/n5sfu4kWZ2g
Sonero Cláscio del Caribe: Velorio de Papá Montero: https://youtu.be/FGgwE_vW4rI.
Nicolás Guillén: (Camagüey, 10 de julio 1902 - La Habana, 16 de julio de 1989). Poeta cubano. Por su obra ligada a las tradiciones afrocubanas, es considerado el máximo representante de la llamada «poesía negra» centroamericana y caribeña y una de las principales figuras de la cultura de la isla.
Fuente: Guillén, Nicolas (1931): Songoro cosongo
Observatorio de Medios del Centro de Saberes Africanos. Americanos y Caribeños