Arabia Saudita, Egipto, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Yemen, Maldivas y Libia cortaron relaciones diplomáticas con Qatar este lunes 05 de junio, a cuyo Gobierno imputan de crear inestabilidad en la región del Medio Oriente, específicamente en el Golfo Árabe-Pérsico. Estos países acusan al Gobierno Catarí de apoyar a grupos terroristas, incluidos el Daesh, Al Qaeda y los Hermanos Musulmanos (organización islamista declarada “grupo terrorista” por Egipto y otros países de la región), y de respaldar a grupos pro-iraníes en la provincia de mayoría chií saudí de Qatif, en Bahréin y Yemen; acciones que consideran inaceptables por atentar contra la seguridad y estabilidad regional.
Un factor interno causante de la actual coyuntura se encuentra en la difusión de unas supuestas declaraciones del Emir de Catar, jeque Tamim Bin Hamad Al Thani, emitidas a la Agencia de Noticias de Qatar (QNA) donde criticó las crecientes tensiones entre Arabia Saudita e Irán, además de definir a Teherán como una potencia islámica. En dichas declaraciones también criticaba al Presidente Estadounidense Donald Trump por incitar al belicismo en la región, definía a las organizaciones Hezbolá y Hamás como Movimientos de Resistencia, manifestaba sus planes de retirar a sus embajadores de Arabia Saudita, Egipto, Kuwait, EAU y Bahréin, y describía las relaciones entre su país e Israel como buenas.
A pesar de que el Gobierno Catarí denunció que el portal web de la QNA fue hackeada y que las declaraciones atribuidas al Emir Al Thani eran falsas, no fue suficiente para contener el contundente repudio de los países de la región, los cuales bloquearon los sitios de Internet de algunos medios cataríes, incluido el canal Al Yazeera.
Sin embargo, la fuerza profunda detrás de toda la tensión diplomática se haya en la visita que realizó el Presidente Donald Trump a Arabia Saudí desde el 21 al 23 de mayo de 2017 para asistir a la Cumbre Árabe-Islamica-Estadounidense, la cual contó con la asistencia de mas de 55 Jefes de Estado y permitió materializar con Riad el mayor contrato de venta de armamento de la historia estadounidense por un monto de 110 millardos de USD, a través del avivamiento de la supuesta amenaza iraní a la seguridad de la región. Dicha postura belicista, que beneficia mayormente a la industria militar estadounidense, no es del agrado de todos los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), incluido Catar.
Así mismo, Qatar ha sido expulsado de la coalición militar liderada por Arabia Saudí en Yemen, por estar supuestamente asistiendo a los rebeldes hutíes, apoyados por Irán.
A través de un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores catarí, se ha criticado la decisión de estos países árabes, aseverando que no tienen fundamento y que sus acusaciones se basan en mentiras. También añade que, con estas medidas, Arabia Saudí y sus aliados buscan la sumisión completa del Estado catarí al poderío y los intereses regionales saudíes.
Por su parte, Irán aconsejó hoy a los países árabes del Golfo Pérsico recurrir a la diplomacia y el diálogo para resolver la disputa con Qatar. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Qassemi, advirtió a las naciones vecinas, concretamente a Arabia Saudita, EAU y Bahrein, que el aumento de la tensión no ayudará a solucionar las crisis en Medio Oriente.
Mientras que el Secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, le pidió a los países resolver sus diferencias mediante el diálogo. "No espero que esto vaya a tener ningún impacto significativo, o de cualquier tipo, sobre nuestra lucha compartida contra el terrorismo en la región o a nivel global".
La coyuntura no es nueva. Hace tres años las monarquías de Arabia Saudí, EAU y Bahrein retiraron a sus embajadores en Doha luego de acusar al Gobierno Catarí de apoyar a la Hermandad Musulmana (HM), e incumplir el acuerdo de seguridad regional de no interferir en los asuntos interno del resto de los miembros del CCG. La crisis culminó luego de que Qatar cedió a las presiones y expulsó a los representantes de la HM de su territorio.