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Política

“Tú eres negra, no te duele. Tú eres negra, no te cansas” Entrevista a María Roa Borja

Maria Roa BorjasMaria Roa Borjas

Cuando María Roa Borja, presidenta del Sindicato UTRASD (Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico), se sube a un escenario a hablar, lo llena, aunque esté sola, porque va cargada de palabras, de fuerza y de historias de lucha de raza, género y clase. Durante mucho tiempo, tuvo miedo a expresarse, por temor a perder un trabajo que necesitaba para alimentar a su familia, hasta que un buen día decidió que si no lo hacía, ninguna de las mujeres que, como ella, se dedicaban a trabajar en hogares ajenos, podrían alimentarlos y hacerlos crecer como merecían.

Gracias a la unión y la constancia han logrado en “pocos” años, mucho más de lo que imaginaban

-¿Cómo nace el sindicato?

Por una investigación que comienza en 2009  por parte de la Escuela Nacional Sindical y una corporación llamada Cara Bantú. En 2011, me contactan como líder local de un asentamiento en Medellín, en la comuna 8, el Barrio se llama Villa Tina y en él hay una zona de hombres y mujeres negros que vienen de los diferentes Municipios y departamentos de Colombia con problemas de víctimas del conflicto armado, de desplazados. Yo misma tengo raíces chocoanas, aunque naciera en Urabá, Antioquia.

Me hago líder en ese asentamiento y allí me conoce Ramón Perea , de Carabantú. Él me decía que tenía potencial para liderar el sindicato, además, justo yo era de Urabá y ahí todo es sindicalismo. Le respondí que sí, porque pensé que si eso servía para conseguir cosas, para la reivindicación de derechos laborales y humanos para las trabajadoras domésticas, tenía que apuntarme. Por otro lado, todas en mi asentamiento éramos trabajadoras domésticas, no había otro campo. Era lo único que nos brindaba la sociedad por ser de fuera de esta ciudad (Medellín) y por ser negras.

-¿Cómo es el trabajo doméstica siendo negra?

Es precario. Los empleadores dicen “Tú eres negra, no te duele. Tú eres negra, no te cansas”. Claro, nosotras demostrábamos que sabíamos hacer el trabajo, pese a tener que estar muchas horas, para que nos dejaran seguir ahí, por la necesidad. Lo normal era levantarse a las 4 de la mañana y acostarse a las diez, las once o medianoche para volver a comenzar temprano. Esto significaba que podíamos llegar a dormir tres o cuatro horas, cuando había eventos como fiestas, matrimonios o cumpleaños.

Veíamos a nuestros hijos sólo el fin de semana y ni siquiera, completo. El sábado salíamos en la tarde, llegábamos a nuestras casas en la noche y el domingo, al mediodía teníamos que regresar al trabajo.

-¿Y quién se encargaba de vuestrxs hijxs?

Muchas mujeres somos cabeza de hogar, de modo que, sin nosotras en casa, los hermanos más grandes se encargaban de cuidar a sus hermanos más chicos. En ocasiones, podíamos contar con lxs abuelxs, las vecinas o, si existía esa figura, los padres.

-Una vez decidís fundarlo, ¿qué? ¿por dónde empezar?

El sindicato nació legal y jurídicamente en 2013 con 28 mujeres negras, trabajadoras domésticas, sufridoras, supervivientes de una lucha, de allí, empezamos a buscar a más.

Vivíamos en diferentes barrios o comunas, de manera que las mujeres llevaban la información a otras mujeres y éstas, a su vez, a otras y a otras para que se unieran al sindicato.  Nos reuníamos un domingo al mes, yo llevaba a dos o tres, la otra compañera a otras dos o tres y así, sucesivamente, UTRASDE fue creciendo. Llegó un momento en el que pensamos que no podíamos quedarnos sólo en Medellín, que tendríamos que ampliar a otras ciudades donde muchas mujeres nos necesitan, fue así como llegamos a Urabá (Antioquia), luego a Cartagena y ahora estamos en Bogotá con la esperanza de llegar a Buenaventura a Tumaco y Quibdó.

-¿Tenías miedo?

Sí, al principio tenía miedo porque yo decía, un sindicato… las mujeres me atemorizaban diciéndome, “eso es para tirar piedras, machetes y  para organizar manifestaciones, María, por qué no mejor una corporación de mujeres que no se llame sindicato”. Las entiendo ya que la palabra sindicato, en Colombia, da pavor.

-¿Por qué?

Porque Colombia ha tenido muchos muertos sindicalistas, muchos líderes. Sin embargo, yo les dije que este sindicato sería diferente a los demás, primero porque no somos empresa, segundo, porque la lucha nuestra es contra las instituciones concernientes a nuestra problemática. Con estos argumentos las mujeres, acabaron animándose.

-¿Cuál fue la reacción de la persona de la casa en la que trabajabas cuando supo a qué te dedicabas?

Yo siempre lo escondía, nunca les dije que era sindicalista o que era la representante legal del sindicato del cual habían oído que estaba logrando que hubiera unas leyes que ellos tendrían que cumplir. Hasta que un día, me vieron por la televisión, pero no mis contratadores sino sus padres : “María, la trabajadora de ustedes es sindicalista y está haciendo mucha presión. La vi en la televisión hablando”. Por la noche pusieron las noticias para cerciorarse y me vieron, yo no me enteré porque estaba ocupada en mis quehaceres, así que ellos vinieron a preguntarme:

¿Usted es la que está haciendo presión hacia los empleadores?

Sí, ¿y saben por qué? Porque no tengo prestaciones, porque gano menos del salario mínimo trabajando más de ocho horas y porque el trato que me dan no es el adecuado

-¿No temías que te echaran?

Claro, por eso me había callado hasta ese momento. Pero a ellos les interesaba que me quedara por sus hijas, que me cogieron mucho aprecio, hasta el punto de que cuando sospecharon que sus padres estaban pensando despedirme, se pusieron a llorar. Finalmente, fui yo la que se fue porque el sindicato empezó a absorber demasiado de mi tiempo y me tocó retirarme.

-¿Qué se ha conseguido gracias al sindicato?

La ley 1788, que es la ley de prima, o sea, un salario mínimo partido en dos (con pagas extra). También hemos logrado que el Estado pueda sentarse con nosotras, hemos hecho mucho lobby político con los congresistas. Tenemos la ley 1295 del 2012, la ley de las trabajadoras domésticas que nos ampara:  tenemos 8 horas laborales, todas las prestaciones, un salario mínimo, la prima navideña/vacacional y estamos en la lucha de DDHH para que nos respeten y para hacernos respetar.

Es interesante que fuera una asociación creada por afrodescendientes, ¿significa eso que el grueso de las mujeres que trabajan en las casas son negras?  

Son negras en su mayoría, sí hay mestizas, pero la problemática más grande es de las mujeres negras.

-¿Y eso por qué es?

Raza y clase van de la mano. Hay mucho clasismo y machismo. Es triste decirlo pero es así, el racismo todavía fluye demasiado. Además, mucha gente dice que nosotros los negros, nacimos para esto y que es aquí donde tenemos que estar.

-¿Cómo ha cambiado tu vida y qué has aprendido desde que decidiste comenzar con el sindicato?

He tenido que dejar el trabajo para hacer lobby político porque es desde ahí, debatiendo con los congresistas desde donde se construye y se hace.

Cuando iniciamos, yo hablaba pero no con el poder, con la confianza que tengo ahora. Ya no le tengo miedo a una cámara o a un micrófono. Me siento una mujer entregada, luchadora, una mujer negra que pone todo su empeño sin esperar nada a cambio, porque este sindicato, a nosotras no nos da un sueldo. Esto es vocación porque se lleva en el corazón y en el alma y cuando tú lo sientes lo haces con este empuje que tengo hoy.

-¿Próximos pasos?

Que se regulen las horas de trabajo de las mujeres internas que, en Colombia, por ley, es de 10 horas pero para el resto de trabajadores es de 8 horas. Entonces, las de por días o externas son de 8 horas y las internas son de 10. También que nosotras, las mujeres, podamos estar en esos otros espacios de política donde no se nos estigmatice por ser mujeres y negras. Para mí es un orgullo representar a mujeres trabajadoras y que con mis compañeras de lucha y trabajo hayamos hecho un trabajo común para todas.

Quizá nosotras somos uno de los sindicatos más nuevos de Latinoamérica, pero debido a nuestra convicción, trabajo y lucha, hemos podido lograr muchas cosas.

-¿Algún mensaje que quieras añadir?

Le quiero decir a todas las trabajadoras domésticas, en representación de Colombia, que hoy tenemos una lucha grande pero unidas podemos lograr muchas cosas.


 Fuente: Afroféminas
Observatorio de medios del Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños

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