Tras meses de tensas negociaciones vinculadas con la transición política en Sudán, militares y fuerzas cívicas celebran hoy la firma de la Declaración Constitucional, pese a la existencia de dudas sobre su efectiva concreción.
El convenio, suscrito este domingo entre el gobernante Consejo Militar de Transición (CMT) y las opositoras Fuerzas para la Libertad y el Cambio (FLC), reviste gran importancia para la estabilidad política nacional ya que delimita los poderes compartidos dentro del Consejo Soberano durante el período provisional de tres años.
De esa forma, tal estructura, con plazos definidos, operará como un gobierno o autoridad colegiada, que incluye a militares y civiles.
Según trascendió, el establecimiento de dicho Consejo será confirmado ante dignatarios en un acto político en Jartum el próximo 18 de este mes, en tanto dos días más tarde se prevé el nombramiento del nuevo primer ministro, que será designado por las FLC.
Antes de la celebración de una asamblea legislativa, el jefe del Gabinete anunciará el equipo de la nueva administración, excepto los cargos de ministros del Interior y Defensa, que serán nombrados por el CMT.
Frente a esas prerrogativas del Consejo Militar de Transición, muchos consideran que tal ente, en detrimento del gobierno civil, podría en realidad llevar las riendas de este Estado al copar carteras de poder tan importantes como Interior y Defensa.
Otros vaticinan que el acuerdo de Declaración Constitucional, alcanzado entre la cúpula militar y organizaciones cívicas, podría fracasar, como otros anteriores, debido a que grupos armados manifestaron su desacuerdo con aspectos contenidos en el documento.
El pacto deroga una disposición relevante que establecía ‘que los acuerdos de paz que se pretenden concluir prevalecerían sobre cualquier otra carta como el acuerdo político y el documento constitucional’, sostuvo el líder adjunto del Frente Revolucionario Sudanés (FRS), Gibril Ibrahím.
Por su parte, el integrante del FRS Minni Manawi advirtió a través de su cuenta en Twitter que esa agrupación armada presentó un proyecto para romper el histórico desequilibrio estructural de Sudán que impide establecer la paz, ‘sin embargo, ha sido defraudada’.
Al calor de esa delicada situación, está por apreciar si en los próximos días el CMT y las FLC llegan a nuevos consensos políticos con grupos armados aún activos, para de esa forma normalizar la actual situación en el país africano, opinan analistas.
No obstante esas opiniones, el representante de las FLC Omar al Daqir valoró que la suscripción del convenio abre una nueva etapa en la historia sudanesa, juicio con el que coincidieron representantes de la Unión Africana, organización que actúa como mediadora en el conflicto entre las partes de Jartum.
Precisamente, el embajador Mohamed Dreir, enviado especial de Etiopía para Sudán, expresó a medios de prensa que la firma de la Declaración Constitucional demuestra que África puede solucionar por sí misma los problemas internos, sin interferencia extranjera.
Sudán, país polarizado de África Subsahariana, donde aumentó la inestabilidad social desde el 11 de abril pasado a raíz de la renuncia del presidente, Omar Hassan al-Bashir, y la represión contra manifestantes, al parecer camina hacia la tan ansiada paz definitiva.
Aún con ese deseo latente, no pocos escépticos se preguntan sí verdaderamente la actual gobernante cúpula militar está dispuesta a ceder prerrogativas y poder en un proyectado futuro gobierno con faz popular.