Panamá (PL) Pronóstico reservado es la más exacta definición para adelantarse a los posibles resultados electorales de Panamá en 2019, en lo que se vislumbra hoy para la silla presidencial.
La campaña comenzó en la práctica, aunque nuevas reglas la limitan del 4 de marzo al 2 de mayo de 2019, porque los comicios serán el 5 de mayo, por tanto, son constantes las denuncias de violaciones a todo acto considerado proselitismo político, algo muy común en el sistema panameño.
Aunque se disputan concejales, corregimientos, alcaldías, diputados, presidente y vicepresidente, los tres últimos centran actualmente el enfrentamiento partidario e independiente, donde el denominador común es la descalificación del adversario por cualquier vía, a pesar de pactos éticos entre candidatos.
El ambiente lo enrarecen los ataques frecuentes a la Ley Electoral que se estrena en esta ocasión, pero las críticas inclinan la balanza a lo que favorece o perjudica a quien la realiza, mientras el caos predomina en las valoraciones justas e injustas del venidero torneo, y el público solo observa a gladiadores en acción.
La democracia está en peligro, es un mensaje de miedo muy recurrido para ganar adeptos en estos tiempos, junto a demonizar experiencias de otras naciones vecinas. En medio de ello, imponen la matriz de opinión de evitar a toda costa cambios profundos en el modelo actual de desarrollo.
Jugar con la cadena, pero dejar tranquilo al mono, es la traducción al lenguaje popular de la mayoría de las propuestas de los candidatos como discurso a un electorado potencial de centro y centro-derecha, como lo calificó Roberto Eisenmann, fundador del diario La Prensa.
Solo eso explica que, 'nueva constitución y asamblea constituyente paralela', ganen terreno a quienes proponen la refundación del país mediante una 'asamblea constituyente originaria', sector que los líderes de opinión etiquetan de 'antisistema', y algunos hasta la consideran 'ideas comunistas foráneas'.
Proyectos conocidos sobre el desarrollo del país o región, elaborados por aspirantes a cargos electivos, son pobres salvo excepciones; tal vez por eso los medios explotan más los dimes y diretes junto a la confrontación partidaria, en sustitución de los programas de gobierno.
Cuando se aproxima la definición de las candidaturas, la campaña 'no a la reelección' hace mella en los diputados, muchos de los cuales anunciaron que no estarán en las boletas, y encuentran más publicidad algunos aspirantes independientes, quienes buscan espacios en los medios bajo cualquier pretexto.
Los 'expertos' en esta democracia a la panameña ven positivos los pactos entre partidos que supuestamente tienen plataformas antagónicas, con aparentes posiciones políticas en los extremos; y con la mayor normalidad, la Ley Electoral establece que el 31 de diciembre es la fecha tope para anunciar tales acuerdos.
Esas 'coincidencias' expresan falta de una ideología definida, sentenció en uno de sus comentarios televisivos José Blandón, quien, a pesar de su alineamiento expreso con una de esas agrupaciones desideologizadas, reconoció que únicamente el Frente Amplio por la Democracia (FAD) tiene preciso su norte político.
El candidato a presidente por esa agrupación, Saúl Méndez, definió la venidera elección como el choque entre dos visiones de Panamá: la que defienden los partidos tradicionales y la del FAD.
CASI INTACTO EN 2019
El escenario a la vista apunta que las urnas dejarán a Panamá casi intacto en el 2019: un país secuestrado por el capital, convertido en el sexto más desigual del mundo, con casi la quinta parte de su población en la pobreza, a pesar de la economía de renta media alta y un presupuesto público anual que supera los 23 mil millones de dólares para cuatro millones de habitantes.
El menú electoral augura hasta ahora que, si no hay sorpresas, el próximo presidente pudiera estar entre José Blandón (hijo), del oficialista Partido Panameñista; y Laurentino Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático, según pronósticos.
La posibilidad de que un independiente alcance el triunfo parece improbable, a pesar de la campaña a favor de ellos, porque los expertos consideran que les falta maquinaria electoral, esencial para tener éxitos bajo las reglas de la democracia istmeña.
El resto de los candidatos son desfavorecidos en los análisis preliminares, en cuanto al apoyo mayoritario, por diversas razones que van desde la cercanía a ideas de izquierda, como es el caso de Méndez, hasta la polarización de su partido, como sucede con Rómulo Roux, de Cambio Democrático (CD).
En este último, está la 'amenaza' de que su compañero de fórmula sea el ex presidente Ricardo Martinelli, actualmente detenido y procesado por espionaje telefónico bajo su Administración. Pero la manipulación que él y sus socios tienen con la justicia apunta a considerar esa opción como posible.
Si ese fuera el caso, y tomando en cuenta la debilidad manifiesta de Roux, a pesar de tener simpatías dentro del CD, sería una vuelta a la era martinelista, porque el vicepresidente llevaría las riendas del país.
El 'inquilino de El Renacer', como llaman con ironía al reo detenido en esa cárcel, inicialmente en las internas de su partido apoyó a un precandidato derrotado, pero ahora dice respaldar al que las bases escogieron y se ofrece 'de ser necesario, como vicepresidente', según escribió en Twitter.
SOLO UN REACOMODO DEL PODER
En un reacomodo de las influencias de los grupos de poder económico, los discursos políticos se encaminan a la conquista del voto popular para asegurar posiciones claves dentro de la estructura de poder -a juicio de analistas- sin pretensiones reales de cambios dentro del modelo de país.
Hasta el momento Cortizo presentó el más completo programa de gobierno, que coincide en el enunciado de sus pilares con el concepto de gremios empresariales y sectores populares: eliminar la corrupción, nuevo orden constitucional, combate a la pobreza y la desigualdad, y una economía que genere empleo.
'Es la promesa que hacen todos los políticos cuando aspiran a un puesto de elección popular. Ningún político, empero, quiere atacar las causas de los males que promete erradicar', escribió en un artículo el académico Marco Gandásegui.
Clientelismo llaman por acá al acto de ofrecer dádivas a cambio del voto, una práctica que engendró el propio modelo en opinión del politólogo Richard Morales, quien lo describe gráficamente como pieza de la noria del poder real en su país.
Los grupos económicos se repartieron la nación y asaltan a diario el erario, pero requieren legalizar el desfalco y por eso apoyan la elección de diputados que fabrican leyes para beneficiar a esa cúpula, que al mismo tiempo justifica la existencia de ricos y pobres a través de los medios de su propiedad.
A su vez, hacen creer al pobre que el Estado no puede solucionar sus problemas, porque le faltan los recursos y quedan así en manos de los políticos que entregan migajas provenientes de las arcas oficiales y usan sus influencias para ofrecer empleos, escuelas o salud: todo a cambio del voto cada cinco años.
De forma descarnada lo dijo Saúl Méndez: 'promueven el modelo neoliberal rapaz, el capitalismo salvaje, que imponen la ley de la selva, es decir, la ley del más fuerte'.
Pero fotografiarse con niños pobres, abrazar mujeres negras sudorosas y caminar por lo barrios humildes, parece una práctica exitosa que conquista votos sobre la base de un 'baño de pueblo', en un ejercicio que ya comienza junto a ofrecimientos banales. A eso llaman democracia.
Autor: Por Osvaldo Rodríguez Martínez*
* Corresponsal de Prensa Latina en Panamá.
Fuente: Prensa Latina