*Autor: Luis Gonzalo Segura
Taiwán, otra confrontación fabricada por EE.UU. para mantener la hegemonía
Europa afronta una crisis energética, económica, social y política devastadora: racionamiento energético, inflación, pobreza y desigualdad y ascenso de la extrema derecha; África enfrenta una crisis alimentaria sin precedentes, lo que en un continente con 278 millones de personas afectadas por el hambre en 2021, resulta alarmante; América Latina y el Caribe soporta un aumento de la pobreza que ha provocado que 8 millones de personas más sufran hambruna, lo que provocará que casi 100 millones de latinoamericanos —94,2 millones— padezcan inseguridad alimentaria; y el mundo, con 828 millones de hambrientos en 2021, contiene la respiración: más de 1.000 millones de personas pueden sufrir en los próximos meses de esa pandemia que el Primer Mundo se niega a vacunar.
Mientras la humanidad palidece por el dantesco presente y el siniestro futuro, un país, Estados Unidos, encantado con la situación geopolítica, fabrica una nueva confrontación en Taiwán para cerrar la pinza sobre sus dos grandes amenazas, China y Rusia; y superar así la reciente recesión en la que acaban de sumirse.
Mientras la humanidad palidece por el dantesco presente y el siniestro futuro, un país, Estados Unidos, encantado con la situación geopolítica, fabrica una nueva confrontación en Taiwán para cerrar la pinza sobre sus dos grandes amenazas, China y Rusia.
Una nueva guerra con la que alimentar su industria militar y mantener una hegemonía mundial, cada día más quebradiza e insostenible ante la candidatura de China, la recuperación de Rusia o el ascenso de la India. Una resistencia última ante la irrefrenable llegada del mundo multipolar.
La colisión retórica en Asia-Pacífico
Ely Ratner, alto funcionario del Pentágono, aseveró que consideran "provocaciones" los incidentes provocados por aviones militares chinos, como el caza chino J-16 que interceptó a un avión de reconocimiento australiano y le lanzó un dispositivo basura sobre las aguas del Mar de China Meridional, o el cambio de rumbo de un avión canadiense junto a Corea del Norte para evitar una colisión.
Debido a este incremento de incidentes, Ratner considera que "este comportamiento agresivo e irresponsable representa una de las amenazas más importantes para la paz y la estabilidad de la región hoy en día, incluso en el Mar de la China Meridional. Y si el Ejército Popular de Liberación de China continúa con este patrón de comportamiento, es solo cuestión de tiempo que se produzca un incidente importante o un accidente en la región".
Para los occidentales es tan legítimo como lógico que los norteamericanos y sus aliados consideren provocaciones que sus aviones o los de su organización militar, la OTAN, sean interceptados en las fronteras de Rusia, China o Corea del Norte, a miles de kilómetros de sus territorios, aunque ello provoque que tanto Rusia como China sufran un cerco de su espacio aéreo por un país o su organización militar. Muy loco el asunto.
En la misma línea de Ely Ratner, Rob Wittman, miembro de la Cámara de Representantes, afirmó que China se está reafirmando como una "potencia global" y que "no se puede permitir que China opere donde no tiene soberanía".
Pero Estados Unidos llega todavía más lejos, ya que, según Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, existe presencia militar norteamericana en la isla y, por si fuera poco, esta podría aumentar en las próximas semanas.
Atentos: "Donde no tiene soberanía". Porque, obvio, Estados Unidos sí tiene soberanía en Taiwán, las Repúblicas Bálticas, el Mar de China, Oriente Próximo y la Conchinchina. De nuevo, resulta muy loco que los medios occidentales sostengan una retórica tan asimétrica como supremacista.
Además, estas manifestaciones se unen: 1) a las realizadas por Joe Biden hace unos meses, en las que afirmó que Estados Unidos defenderá militarmente Taiwán, como si esta fuera un estado del costero norteamericano; y 2) a la próxima visita a la isla de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Una visita que China considera una provocación y que ha forzado que los máximos responsables de ambas potencias, Joe Biden y Xi Jinping, mantuvieran una conversación de dos horas de duración en la que hablaron sobre la cuestión, la quinta desde la llegada del presidente estadounidense.
Pero Estados Unidos llega todavía más lejos, ya que, según Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, existe presencia militar norteamericana en la isla y, por si fuera poco, esta podría aumentar en las próximas semanas. Así, Mitch McConnell, jefe republicano en el Senado, afirmó hace solo unos días que Estados Unidos debería proporcionar armas a Taiwán para "poder prevenir la amenaza que proviene de China".
Los valores democráticos de Europa
Mientras, la otra mitad de Occidente, Europa, que perdió el trono ante su hermano norteamericano porque no dejaron de masacrarse durante siglos, pero mantuvo un estatus privilegiado, sigue los pasos que le marca el patrón. Por ello, Emmanuel Macron ha recibido a Mohamed bin Salman en París con intención de sustituir el gas ruso por el gas saudita. Todo sea por los derechos humanos y la democracia: los rusos son muy malos, pero los sauditas responsables de ejecuciones por ateísmo, homosexualidad o adulterio son todo ejemplo. Sobre todo, bin Salman, responsable de descuartizar y asesinar al periodista del Washington Post, Jamal Khashoggi.
Como vemos, Europa siempre antepone los derechos humanos y valores democráticos. Por ello, ha cedido a las exigencias de Marruecos y Turquía. Sabe, y prevé, que se avecinan tiempos complicados para el planeta, en los que el hambre azotará con crueldad África y Asia, lo que provocará un aumento de millones de pobres que puede llegar a cotas nunca vistas.
Y cuando llegue el momento, para mantener que Europa es la vanguardia de los derechos humanos y la democracia, necesitará que Marruecos y Turquía le hagan el trabajo sucio, con porras, asesinatos, detenciones ilegales o masacres. El norte de África y Turquía serán, al precio monetario y humanitario que sea, las concertinas de Europa.
Mejor la guerra que el mundo multipolar
China ya ha advertido que los que juegan con fuego se quemarán en él, como Rusia en su momento también advirtió del peligro que suponía sostener la expansión de la Alianza Atlántica, pero a estas alturas ya es una obviedad que Estados Unidos y Europa prefieren una confrontación mundial que un mundo multipolar. No es nada personal, es una cuestión de supremacismo: aunque más de 1.000 millones de personas puedan sufrir la mayor hambruna de la historia.