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Opinión

La diversidad de los cuerpos

La diversidad de los cuerposLa diversidad de los cuerpos

El valor de las personas no debe medirse en centímetros y en Kilos. Los cánones impuestos a la belleza también son otra manifestación de la opresión machista. Cuando las personas son voluptuosos, tienen sobrepeso o son obesos, se salen de los patrones estéticos socialmente aceptados y esto nos hace ser conscientes que vivimos en un ambiente obesogénico que, paradójicamente, glorifica la delgadez, volviendo el cuerpo y las subjetividades, sus territorios de control.

En el año 2007  la cadena FOX  estrenó la serie de televisión Empire, basada en  El rey Lear de William Shakespeare  y en la obra de teatro  El león en invierno de James Goldman. La trama se centra en la compañía de música hip hop Empire Entertainment y cuenta, además, el drama de la familia de los fundadores de la compañía por quedarse con la misma.

Gabourey SidibeGabourey Sidibe

La actriz  Gabourey Sidibe, quien fuera nominada como mejor actriz para los premios Oscar 2009 por su papel en Precious, encarna el personaje de Becky Williams,  quién tiene una escena de alto contenido erótico con el actor Mo McRae, que generó una gran cantidad de  comentarios negativos cargados de odio visceral en redes sociales.

La actriz, a pesar de las críticas, quiso dejar en claro que había sido una de 2​ “las mejores escenas de su vida” y que “estaba muy satisfecha por el resultado”. Agregó en un comunicado:

“Yo, una mujer de talla grande, de piel oscura, tuve una escena de amor en el prime time de la televisión. Me divertí mucho haciéndola, aunque estaba nerviosa. Pero me sentí sexy y hermosa pues lo estaba haciendo bien. Estoy orgullosa del trabajo que se hizo para que esa representación sea la apertura del episodio. Sigo escuchando que las personas están “odiando” esa interpretación. No entiendo cómo alguien puede odiar el amor pero está bien. Pueden tener sus memes. Honestamente, estoy muy ocupada en el trabajo como para estar mirando Twitter. ¡Espero que les guste el próximo episodio!”

Con este panorama, la gordofobia ha dejado huellas profundas en los cimientos culturales de nuestra sociedad, es por ello que abro un debate que no es nuevo pero se ha acrecentado en estos ultimos tiempos con la llegada de los “haters” en las redes sociales, utilizadas como herramientas de critica negativa, con una dosis enorme de anonimato.

El concepto de gordofobia sirve para designar un sesgo automático y normalmente inconsciente que lleva a discriminar, objetivar y minusvalorar a las personas con sobrepeso, especialmente si esas personas son mujeres. La problemática que despertó en su momento la cantidad de críticas gordofòbicas y racistas que recibió esta actriz por realizar una escena de sexo, es lo que me hace abordar este tópico de cómo las mujeres somos las que más sentimos la presión social sobre la forma de nuestros cuerpos y cómo, en un momento social en particular, determinadas características físicas definen si estás aprobado o no.

Los cánones impuestos a la belleza también son otra manifestación de la opresión machista. Cuando las personas son voluptuosos, tienen sobrepeso o son obesos, se salen de los patrones estéticos socialmente aceptados y esto nos hace ser conscientes que vivimos en un ambiente obesogénico que, paradójicamente, glorifica la delgadez, volviendo el cuerpo y las subjetividades, sus territorios de control, tal parece que el sexo, la desnudez, la aceptación, la belleza, la felicidad, son virtudes que han sido diseñadas única y exclusivamente para personas delgadas. En esta comercialización absurda, los individuos que no cumplen con los cánones establecidos por los acuerdos sociales quedan excluidos.

Quienes sienten rechazo por las personas que sufren obesidad, suelen tener, en el fondo, miedo a engordar. Los seres obesos sufren discriminación porque vivimos en una sociedad que exalta el narcisismo de los cuerpos y que erige la estética como un valor. Por ende, las mujeres gordas, negras, racializadas y pobres somos triplemente oprimidas. La comercialización de la belleza ha creado la concepción de que la felicidad es más fácil de alcanzar cuando eres delgada y de piel blanca, que poseer estas dos características es garantía de aceptación, satisfacción, sexualidad y éxito.

La manifestación de aprobación y rechazo del sobrepeso es diferente según el sector social. La clase dominante tiende a hacer más juicios de valor. Sin embargo, las personas de estratos sociales más bajos señalan la importancia de la salud en relación al sobrepeso debido a que, por el factor económico, recurren al consumo de alimentos altos en calorías, procesados y adictivos, porque son más baratos.

 Podemos estar de acuerdo en que la obesidad es un problema de salud, como muchos otros y que, como tal, es necesario prevenirla. No obstante, esto no justifica toda la estigmatización hacia las personas con sobrepeso. Lamentablemente, esta sensación puede transformarse en actos físicos, verbales, morales, mentales en contra de quienes son objeto de este malestar.

Según datos y cifras publicadas el 16 de febrero de 2018 por la  Organización Mundial De La Salud, desde 1975, la obesidad en todo el mundo casi se ha triplicado. En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 años o más tenían sobrepeso y el 13% eran obesas. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas humanas que la insuficiencia ponderal. En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.

En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. El sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, en su mayoría pueden prevenirse. Son fundamentales los entornos y las comunidades favorables que permitan influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más sencilla (la más accesible, disponible y asequible) sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica.

La sociedad en la que vivimos enseña que lo valioso y saludable es lo ágil, lo rápido, lo dinámico. Por lo tanto, todo lo que se asocia a lento, pesado y voluminoso es percibido como inferior. Y esto explica el acoso social que sufren las personas con exceso de peso, que dinamitan el ideal de delgadez que estimula la sociedad contemporánea.  Lo que hay que priorizar es la calidad de vida, que se logra a través de una alimentación equilibrada, eliminando el sedentarismo, y no los patrones estéticos impuestos por la industria de la moda.

En la actualidad, la industria de la moda ha tenido que “aggiornarse” utilizando un sinnúmero de neologismos y eufemismos para referirse a las mujeres con sobrepeso o obecidad, instaurando una nueva forma de categorizar a los cuerpos según su morfología, implementando fórmulas lingüísticas que excluyan el término “gorda” debido a su connotación negativa, colocando en su lugar, términos políticamente correctos como: “Curvy, Rellenita o Plus Size”, sin embargo el cuerpo y las subjetividades son territorios de control de las grandes marcas de la moda que, junto con un discurso de mesura, censuran creando nuevos precedentes. Ejemplo de esto es la indignación  que generó, la decisión de ​ Victoria’s Secret de catalogar a Bárbara Palvin dentro del rubro “tallas grandes”.  Bárbara lleva desfilando desde los 13 años con una altura de 1,75 m. y 55 kilos, ¿desde cuándo tener esa altura y ese peso te convierte en modelo “Plus Size”? Desde que la industria impone la altura y el peso a cada categoría creada, esta nueva categorización hecha por Victoria’s Secret ha generado mucha indignación.

En la Argentina, según. El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), en 2017 hubieron 116 denuncias vinculadas al aspecto físico y en 2018 el número ascendió a 184. Respecto de los distintos ámbitos donde más denuncias se registraron, en primer lugar aparece el empleo, seguido por los comercios y los lugares de entretenimiento (bares, boliches, espectáculos). El orden cambia cuando hablamos específicamente de obesidad. En este caso, lidera la lista el ámbito de la salud, luego el empleo y por último los ámbitos educativos (primarios, secundarios y universidades). Desde el organismo cuentan el caso de una nena de 14 años a la que no le permitían probarse unos vestidos para su fiesta de 15 porque “los iba a reventar”.

El acto discriminatorio tiene dos componentes: Por un lado. está presente un costado agresivo y sádico pero, por el otro, como explica La Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “hay una intención de atacar, un miedo propio, la burla es una forma imaginaria de dejar bien marcado el límite y que de ninguna manera uno va a llegar a eso”.

La Ley de Talles sancionada en 2009 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y los problemas que enfrentan los argentinos a la hora de comprar ropa sigue siendo la disparidad y disponibilidad de tamaños de vestuario. En el país existen 14 leyes de talles entre municipales, regionales y provinciales, lo que lo convierte en una anarquía que favorece a que no se cumpla la ley. ​ En abril del 2017 se presentó el proyecto para una ley nacional y para que los talles tengan en cuenta las medidas locales porque hasta ahora se fabrica la ropa en base a medidas de cuerpos europeos.

​La militancia gorda o “fat activism” se trata de un movimiento que, si bien nació en los años 70 en los Estados Unidos, ahora recobró bríos gracias a las redes sociales y a la nueva mirada que la mujer tiene de sí misma. Cuenta con su propio manifiesto y busca que la palabra “gordo” deje de utilizarse como un insulto para empezar a aceptarse como una condición natural. Así surgieron nuevas abanderadas de esta postura, como por ejemplo, la modelo XL norteamericana, Ashley Graham. En España, el actor Brays Efe (Paquita Salas) lamentaba recientemente en su discurso en los Premios Feroz 2019, que los actores gordos solo reciben ofertas para interpretar a gordos por parte de directores y productores, como si no hubiera otra cosa que los definiera. En este contexto de burlas y discriminaciones, nace el “fat pride” (orgullo gordo), un movimiento para erradicar la idea de que las curvas están mal.

El activismo gordo viene construyendo un arsenal teórico que busca desbaratar los argumentos con que se persigue y se castiga a las personas con sobrepeso y obesidad. En Argentina esta militancia es más incipiente. En el 2017 durante el encuentro Nacional de Mujeres realizado en el Chaco, Argentina, se incluyó como temática de debate el fenómeno de la patologización de la gordura.

En Argentina hay un culto excesivo a la delgadez y eso es utilizado como una virtud. Como respuesta a esta premisa es que han surgido movimientos feministas que reivindican las curvas. El discurso sobre la reivindicación de un cuerpo “disidente” empezó a hacerse escuchar en los medios gracias a referentes como la actriz y feminista Virginia Godoy, mejor conocida como “Señorita Bimbo” o la modelo 15​ Branda Mato. Pero, hace al menos tres años, el activismo gordo cobró mayor fuerza mediante distintas manifestaciones.

El activismo gordo busca romper el molde, según la activista británica y autora del libro 16​ “Fat activism” Charlotte Cooper, “seractivista de la gordura es pensar sobre esta de una manera que desafía, cuestiona y critica el pensamiento mayoritario acerca de la gordura. Miran la gordura como valiosa”.

También hay movimientos como 17​ “La guerrilla de lencería”, un grupo de mujeres estadounidenses, que en el 5  diciembre del año 2017 coparon el icónico Times Square en Nueva York e hicieron un desfile en ropa interior en contra del arquetipo de mujer que muestran los “ángeles” de la firma lencería Victoria’s Secret.

Otra organización que trabaja en la misma línea es 18​ AnyBody que tiene una sede en la Argentina. “La militancia gorda se engloba dentro del movimiento  18​ ‘body positive’. La idea es cuestionar por qué la sociedad nos quiere vender un estereotipo específico. Nos hablan de las estrías como imperfecciones cuando son una manifestación natural del cuerpo”.

Uno de los puntos más polémicos del 19​“fat activism” es el hecho de dejar de considerar al sobrepeso y la obesidad como una patología. La Organización Mundial de la Salud la considera así. Según un informe de la ONU del 2017, Argentina lidera el ranking de mayor cantidad de hombres adultos obesos en la región, con un 26,7%. Mientras que las mujeres adultas representan el 30,1%.

Sin lugar a dudas, sea en Alaska o en Argentina, los gordos sufren muchísimos más insultos que los delgados. Lo que llamamos “cuerpos normales” (y los parámetros que componen la definición y categorización de estos cuerpos), han sido creados socialmente, forman parte de los cimientos sociales que utilizan la exclusión como mecanismo de defensa. Existen muchos tipos de cuerpos. Està bueno que empecemos a hablar y a generar conciencia de la existencia de esta diversidad.

Es momento de cuestionarlo todo, incluso los cánones que definen la belleza y, a partir de esta problematización, llevar a la sociedad a crear conceptos más reales, más libres y más inclusivos, que no rosen los extremos de la hiperdelgadez o de la obesidad mórbida. Generar un cambio en la mirada sobre el peso de la belleza creando un espectro más amplio que no limite y que no excluya.


Fuente: Afroféminas/ Por: Melina Schweizer
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