Los tratados de Trujillo, el de “Armisticio” y “Regularización” son actos de amor al ser humano; por la paz entre los pueblos y por la independencia
El Presidente Simón Bolívar desde 1812, con el Manifiesto de Cartagena, comprendía la necesidad de internacionalizar la guerra de independencia y buscar el reconocimiento internacional de la Confederación de Estados de Venezuela
En 1810, Bolívar fue enviado por el canciller Juan Germán Roscio Nieves a Gran Bretaña en búsqueda de apoyo y reconocimiento. Otro tanto hicieron personeros como José Rafael Revenga, Fernando Bolívar, Andrés Bello, entre otros en aquella oleada diplomática de abril que condujo el ilustre guariqueño.
Ese paso por la diplomacia queda en el caraqueño que desde entonces no parará de escribir epístolas a todos los confines del mundo. A Europa, a EEUU, a las naciones de América que aspiraban la independencia y la libertad.
En la Capitulación de Julio de 1812, Miranda intentó el reconocimiento a la Confederación de Venezuela, pero Monteverde lo niega rotundamente. Ese momento, España reconoce la beligerancia de las tropas caraqueñas pero luego incumple la capitulación al apresar a Miranda, Roscio, Madariaga y otros.
Los documentos de Simón Bolívar, como el Manifiesto de Cartagena, Carta de Jamaica, Cartas a las Provincias Unidas de Rio de La Plata, a Petión van en la línea del reconocimiento internacional.
En 1813, con el Decreto de Guerra Muerte, el Libertador procura el reconocimiento, por España, de ser parte beligerante contrincante en un conflicto armado. Bolívar con el decreto propicia abiertamente la polarización entre españoles y venezolanos. Solos los venezolanos será objeto de perdón “aun cuando seáis culpables”.
Las circunstancias de la guerra que desde 1819 comenzó a favorecer ampliamente a los patriotas, la creciente organización de los territorios en torno a Colombia, el fortalecimiento del ejército con la entrada de lleno de los refuerzos de los pueblos afros y llaneros a favor de la emancipación, la acción de San Martin en el Sur; en la luchas se reavivaron con la noticia de la Constitución Liberal de España y la negativa de los soldados del reino a continuar haciendo guerras en ultramar.
España optó por buscar un mal menor en la América Abya Yala, su proveedora de metales preciosos y materia prima. Al menos lograr hacerlos “territorios autónomos” pero no independientes (Comentarios de Reinaldo Bolívar)
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